Tienda online, Afiliados, Adsense… Probando un poco de cada

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//Este post es la quinta parte de la serie Vivir de Internet (1), Viajar y Ganar Dinero (2) Tengo una idea de negocio (3) y Micronichos (4) //

Perfecto, ahora estaba solo.

Me tocaba sacarme las castañas del fuego sin ayuda de nadie.

Como decía, pasé aquel verano sin dinero, tranquilo, reflexionando y leyendo mucho acerca de los negocios por Internet. Aún tenía la web de Besoviral, que recibía unas 100 visitas al día, pero ya ni siquiera la actualizaba porque no daba dinero.

Una nueva oportunidad gracias a una tienda online

Un día, finalizando Agosto, me encontré en casa de dos amigas charlando con ellas mientras hacían collares a mano. Todos los collares eran de diferentes formas colores y yo la verdad es que mucha idea de moda femenina no tengo, pero me parecieron espectaculares.

Ya sabía que ellas los vendían por Internet, a través de pedidos que les hacía la gente por correo después de ver las fotos que subían prácticamente cada día en Instagram, pero entonces me comentaron que estaban pensando en abrir cuanto antes una tienda online para no tener que responder tantos mails y automatizar el asunto un poco.

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algunos de los collares que vendíamos

Se me encendió una lucecita. Vi una buena oportunidad allí para seguir creciendo y aprendiendo.

Les dije que les ayudaría con el tema y en seguida montamos una tienda con la plataforma de pago Shopify. Yo estaba acostumbrado a WordPress, pero la adaptación se me hizo muy sencilla y descubrí una forma de gestionar tiendas online totalmente nueva que me fascinó.

En Septiembre, di un nuevo giro a mis hábitos diarios para levantarme aún más pronto. 

El trabajar en casa no es fácil, ya que uno se ve distraído muy a menudo si no es extremadamente consciente de lo que tiene que hacer. Las personas de mi alrededor, léase familia o amigos, no se solían tomar muy en serio los horarios que me autoimponía y sin querer acababa trabajando menos horas al día de las que necesitaba para que todo saliese adelante.

Les presenté a mis dos amigas un plan por escrito para ocuparme del marketing online del e-commerce de collares -una de ellas estudiaba diseño y la otra filosofía- y me uní a su equipo con la tremenda ilusión que supone el empezar otro proyecto de nuevo.

No iba a cobrar nada, pero eran tantas las ganas que tenía de seguir emprendiendo que desheché una oferta para ir a hacer una entrevista en Airbnb y poder trabajar en sus espectaculares oficinas. Nunca me arrepentí de ello.

Creí que podríamos hacer crecer el pequeño e-commerce hasta convertirlo en una empresa. Tenía potencial. Ya contaba con una base importante de clientes, o más bien clientas, algunas de ellas realmente fieles, auténticas misioneras de la marca. Y es que los collares eran realmente bonitos.

Empezamos con el tema, llevando a cabo reuniones semanales. 

facebook adsPersonalmente, me encargaba de todo el aspecto técnico de la tienda online, de contestar los correos de los clientes, de realizar acciones de marketing mediante Facebook Ads, de llevar la contabilidad general en hojas de Excel y vigilar que los KPI’s fueran mejorando.

Aprendí un huevo de cosas interesantísimas y conseguí por ejemplo que con inversiones de 20€ en anuncios se llevaran a cabo compras en la web por valor de más de 200€. Google Analytics y el Power Editor me lo chivaban todo.

Continúo sin llegar a la rentabilidad económica

Era una pasada.

Pero las cosas no iban del todo bien en mi cabeza. Ésto es lo que escribí uno de esos días:

“Dios… no sé qué estoy haciendo con mi vida pero siento como si mi mente estuviera destrozada en su forma consciente. Casi no tengo ya nunca esa alegría de vivir y esa confianza increíble que tenía antes.

Lo de haber querido emprender me está matando por dentro y creo que jamás había estado tan perdido. Ya solo pienso en dinero y en trabajo y la paradoja de todo esto es que no me queda ni un solo euro, estoy completamente arruinado y debo dinero. No puedo vender la moto porque está estropeada y también he intentado que Besoviral.com remonte (o incluso me encantaría venderla y sacármela de encima), pero no hay manera. Todo se me resiste, llego tarde o se me escapa por idiota. Tengo un muro de acero en mi alma o en mi mente que no me deja ver las cosas claras y me confunde. Estoy lleno de miedos e inseguridades, no tengo confianza en nada y tengo confianza en todo a la vez.

Y lo peor de todo es que me digo siempre que las cosas están bien cuando por fuera no lo están y por dentro ya no sé ni lo que siento.

No sé si es que he vuelto a acostumbrarme a esta vida insulsa y rutinaria de la ciudad o que no me he acostumbrado y por eso sigo sufriendo, por querer estar lejos de aquí. Mi vida sigue siendo una montaña rusa en la que hay días geniales y días muy oscuros.

Me apasiona esta mierda de emprender, disfruto como un enano cada vez que aprendo cosas sobre empresas y ahora por ejemplo estoy genial con lo de los collares, pero llevo un año y medio ya con todo este tema y no estoy generando dinero y ese era el único fin de todo esto y lo único que quiero ahora, ya me da igual cómo…”

En fin… que no fueron mis mejores días.

La realidad se me mostraba cruda delante de mis ojos.

frase sobre emprender

intentaba consolarme con frases como ésta…

Al final, alquilé Besoviral.com durante un par de meses (sí, hasta las webs se pueden alquilar, se interesaban en ella personas que querían probar de sacarle una rentabilidad) y acabé vendiéndola a un tipo muy majo de Madrid llamado Fabián que quiso comprármela por 600€ porque se había encaprichado de ella. Él ganaba esa cantidad de dinero cada día -me enseñó en tiempo real su cuenta de Google Adsense para demostrármelo-, así que no le importaba demasiado.

Otro día escribiré también acerca de cómo vender una web, es un proceso interesante.

Experimentando con la curación natural del cuerpo

También me dio por probar de hacer ayuno otra vez, a ver si mejoraban mis dolores de barriga. Por aquel entonces no lo sabía, porque no le había dado ningún nombre, pero tenía ansiedad, provocada seguramente por la presión inconsciente que me imponía a mi mismo con el objetivo de que las cosas salieran bien y tener éxito.

En este caso, el éxito para mi se basaba en ganar lo suficiente por mi cuenta y de forma online para poder vivir el día a día sin tener que trabajar para nadie. Con un ordenador y conexión a Internet podría viajar entonces por el mundo sin preocupaciones, lo cual había sido mi sueño desde que me fui a Malasia sin billete de vuelta hace ya 3 años.

Total, que las emociones se me acumulaban en el estómago y nunca acababa de encontrarme bien durante un mes seguido.

Por desgracia el ayuno no salió de todo bien. En vez de tomar Sirope de Savia para obtener los nutrientes, tal y como había hecho la última vez, probé de hacerlo sólo bebiendo agua y nada más.

Me había informado mucho y sabía que, llegado a un punto, el cuerpo empieza a expulsar toda la mierda las toxinas que se han acumulado a lo largo de los años y puedes llegar a sentirte muy mal, pero no estaba preparado para lo que vino.

La sensación de malestar y los mareos eran constantes, hasta que finalizado el segundo día, me desperté por la noche hecho polvo. Intenté levantarme y caminar, pero pronto se me nubló toda la vista y dejé de ver.

Sólo veía blanco, nada más.

Estaba mareadísimo y en ese momento no aguanté más y tuve que parar y beberme un zumo de naranja. No contento con la experiencia, decidí al día siguiente continuar el ayuno pero ésta vez bebiendo leche a pequeños sorbos -otra modalidad que había leído por ahí- hasta que no pude más al cabo de un par de días y lo dejé. Me encontraba fatal.

Me sentí mal el resto de la semana, pensando que cómo había podido ser tan idiota como para probar este tipo de cosas. Sin embargo…

¡Tachán! Aún y no haber superado ese gran bache de expulsión de toxinas de mi cuerpo, empecé poco a poco a sentirme mucho mejor. La energía perdida volvió a mi vida y mi salud mejoró bastante en general.

Aún tengo en mente realizar más experimentos con el ayuno, ya que creo que, sumado a un buen estilo de vida, puede ser una grandísima forma de curar y sobre todo revitalizar nuestro cuerpo sin tener que recurrir a los medicamentos.

(Lo interesante empieza en el min 0:32)

Sobreviviendo con cualquier cosa

Mientras tanto, para poder ganar dinero y no volver a vérmelas como antes, montaba webs a pequeñas empresas por unos míseros 300€, llevaba a cabo acciones de consultoría online e incluso cuidaba niños los fines de semana.

Lo que fuera, con tal de poder seguir mi camino.

También monté otra web propia sobre una trilogía de libros que lo estaba petando en ese momento. Había aprendido algo por el camino, así que subcontraté los artículos que formarían parte de la misma y me dediqué a lo que me gustaba: definir la estructura de la web, realizar la búsqueda de palabras clave, llevar a cabo el interlinking y conseguir enlaces naturales.  

Algo mejor tuve que hacerlo respecto a las anteriores webs, pues ésta al cabo de pocos meses empezó a conseguir tráfico y generar alrededor de 120€ mensuales de ingreso gracias a la publicidad de Adsense. Podía dejarla en piloto automático y que siguiera dando dinero. ¡Era una pasada!

No cerraba, sin embargo, las puertas a otras formas de ganar dinero por Internet.

Dos grandes amigos me hablaron sobre Udemy.com y su plataforma de cursos online de pago. La gracia de estos cursos es que no son oficiales y cualquier persona puede crearlos. Ellos habían montado unos cuantos y les generaban dinero mes tras mes. 

Me animaron y me puse manos a la obra. Quería extender el conocimiento que había puesto escribiendo los dos libros sobre el viaje y enseñar en profundidad a otras personas a viajar con poco dinero.

En esas estábamos cuando empezó el año 2015.

Faltaba lo mejor y lo peor por venir.

//Puedes leer la sexta parte de la serie aquí: Mis esquemas mentales rotos //


7 Comments

  1. Pablo! muy humana tu experiencia. Exponerla con tanta sinceridad no sé cuánto te hace fuerte y cuánto te desprotege. De cualquier modo es muy auténtica y a mi me provoca mucho respeto.
    Un abrazo

    Reply
    • Gracias Yolanda!

      Sí, soy consciente de ello pero siento la necesidad de compartirlo puesto que en esta sociedad este tipo de vivencias se comparten muy poco (supongo que por vergüenza) y creo que muchas personas pueden sentirse identificadas y sacar alguna enseñanza.

      Al final todos somos iguales… jejeje.

      Un gran abrazo!

      Reply

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